jueves, 23 de febrero de 2012

qué le falta 4

- ¿Y bien?
- Leí lo que me dijo y tenías razón.
- ¿Pero hablaste con ella?
- No. No hablé con ella… Pero me caso el mes que viene.
- Lo siento, no te sigo.
- Bueno… es que no pasó exactamente lo que crees que ocurrió.
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Situación? -Murmura esperando mi aprobación.
- De acuerdo, situación.
- Bien –dice mientras se frota las manos y se acomoda en el taburete de la barra del bar-. Voy a mi casa mientras pienso en nuestra conversación. Entro a mi habitación y abro el armario mientras pienso en las palabras de Cristina: “no puedo seguir fingiendo algo que no va a suceder”. Cojo el anillo y lo miro. Entro en la ducha y me afeito.
- ¿Te afeitas? Buena señal…
- …Me afeito y me perfumo.
- ¿Qué perfume?
- El mismo que utilicé cuando nos conocimos. La marca es lo de menos.
- Estoy de acuerdo.
- Estando ya listo -prosigue-, miro de nuevo el anillo y justo cuando abro la puerta suena el teléfono. Y a que no adivinas quién era.
- ¿Cristina?
- No, Ana.
- ¿Ana? ¿Tu ex?
- Sí, la misma. Nos pasamos cerca de una hora hablando. Ha vuelto del Congo para instalarse de nuevo en Barcelona.
- No se si quiero entender lo que pretendes decirme…
- ...Recordamos los viejos tiempos, cuando nos separamos… y
una cosa lleva a la otra, ya sabes.
- Joder, ¿me estás diciendo que estás con Ana?
- Sí.
- ¡Pero si ayer llorabas por Cristina!
- Bueno, la gente cambia. Cristina no quería estar conmigo, así que…
- Capullo, Cristina quería casarse contigo. Lo que no quería era perder el tiempo esperando a que te decidieras.
- Pues ya he decidido. Me caso con Ana.
- ¡Pero si no sabes nada de ella!
- Sí. Sé que es alta, rubia y dentista.
- ¿Se viste con esas faldas de tubo y tacones?
- Esa información no te la voy a dar.
- Mierda… bueno, ¿y cuándo la vas a presentar?
- Esta tarde.
- Tengo que hablar con mi camarera.