martes, 29 de septiembre de 2009

blancamente oscuro

José Blanco, ¿por qué tenemos que ser nosotros unos hipócritas por defender nuestras ideas? ¿Por qué tenemos que ser la derecha española el sector de la sociedad teñida de falsedad y mentira? ¿Por qué acentúa usted el odio hacia las personas que no piensan como usted? ¿No se da cuenta que, habiendo reclamado libertad de expresión a los cuatro vientos para poder aprobar la ley del aborto, si nos tilda de maníacos y nos critica por nuestra decisión –libre- de manifestarnos en contra de su ley, nos está reprimiendo nuestra libertad a expresar nuestras ideas? ¿No se da cuenta que lo único que quieren es capricho ideológico, y que el resultado de tal capricho es una vergonzosa actuación por su parte y sus compañeros de gobierno? ¿No se da cuenta que decir abiertamente que somos obsesos por declararnos en contra de aberraciones como el aborto o la eutanasia nos está insultando de manera indecente? ¿Y no se da cuenta que usted representa al Gobierno de España, o sea a todos los españoles? ¿No es capaz de dejar de vomitar “memeces” como que nosotros somos unos in-solidarios?
Le pregunto todo esto porque creo que aún no se ha dado cuenta que usted es el obseso, el maníaco, el caprichoso, el falso, el mentiroso, el hipócrita… Hablan constantemente de defender los derechos y libertades, pero ¿y qué pasa con los derechos del ser humano no nato? ¿Es menos digno que usted? No me diga ahora que vela por la libertad y dignidad de la mujer que está embarazada puesto que volvería otra vez a la mentira, falsedad e hipocresía.
La mujer posee ese don capaz de engendrar vida. La mujer, nadie más.
¿Cómo es posible que sea capaz de menospreciar la vida de una forma tan aplastante? Es algo que me descoloca.
Se cree, pobre hipócrita, que con una ley como esta está creando oportunidades al mundo y a las mujeres, cuando de lo que está participando, pobre ignorante, es en el mayor genocidio de la historia de la humanidad.
¿Quiere que le puntualice el por qué de hipócrita e ignorante? Bien, lea y atienda:
Hipócrita porque por su tontería hace entender al mundo que es un bien para la humanidad aun sabiendo perfectamente que es una recesión humana. No se avanza con esta medida, sino que lo que se consigue es menor respeto por la vida y mayor capricho humano. ¿Cree que con esto va a mejorar la sociedad? Vivimos en un mundo que abre las puertas interraciales, interculturales, intertodo. Pero no es capaz de aceptar a los que viven en nuestra casa. No es capaz de luchar por esas millones de criaturas que mueren asesinadas y, reincido en ello, por capricho humano.
Vivimos en un mundo en el que –por modernidad- uno es capaz de abortar una vida pero no le es posible pedir una cerveza, irse de excursión con el colegio sin consentimiento paterno, o ir a votar. Inverosímil. Y usted, Sr. Blanco, le da la espalda a la vida por mero electoralismo, y a los que defendemos abiertamente y sin miedos la vida, nos tilda de no solidarios. Y aun más, tiene la desvergüenza de meterse con los sacerdotes y religiosos que acompañan esta campaña de respeto por la vida. ¿Pero usted quién se cree que es?
¿Por qué yo no puedo quejarme de algo que creo que es insultante? Y si lo hago, ¿por qué usted machaca con rencor incontrolado? ¿Y usted se cree que sirve al pueblo…?
Ignorante, porque no se da cuenta que le debe su vida a una mujer que aceptó tenerle. Ignorante porque menosprecia el valor del ser humano. Ignorante porque es capaz de actuar pastosamente creyéndose que lo hace solidariamente. Ignorante porque aun sabiendo lo que hace, no se da cuenta de lo que provoca: un genocidio.
Sr. Blanco, usted no es otra cosa que un títere del libertinaje moderno. Es esclavo de patrañas mestizas y sin fundamento que los recogen con las alas del despotismo y desprecio. Usted es mentira e hipocresía. Es desprecio a la vida. Y no se crea que es moderno por menospreciar una vida, no; Sino que es un esclavo del relativismo.
Le compadezco.

Pablo Amor Peró.
Catalán. Católico. 24 años. A favor de la vida.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Bruce Springsteen


Recuerdo mi 20 de julio como si fuera ayer. Lo tildo como mío porque creo que cada uno hace y debe hacer suyas las experiencias; de esta manera se comulga con lo vivido de una manera especial. Y por eso, precisamente, fue mi 20 de julio.
Recuerdo que pensaba, mientras esperábamos la hora para entrar, cómo mis rodillas temblaban… Iba a ver a Bruce, una vez más, en directo.
Cogía mi entrada con fuerza, temiendo que un golpe de viento me privara de verle en directo. Caminando por las calles de Barcelona llegué a la Avenida de les Corts junto con un río de gentes que caminaban con sonrisas aliviadas mientras se palpaban continuamente el bolsillo para evitar pasar un mal trago, cerciorándose una y otra vez que aún disponían de la tan preciada entrada.
Iba acompañado de unos amigos, comentando cómo puede ser que un solo hombre sea capaz de reunir a tanta gente. Ese poder de reunión y de convicción que respira Bruce Springsteen es pura magia que nos transmite con sus melodías, su voz y su alma.
Al entrar en el campo, y tras habernos colado en pista, puesto que teníamos entradas de grada, fue cuando mi noche empezó a vibrar.
Llevaba más de dos días pensando en este día. Soñando con ver a la fuente de inspiración de millones de personas. Al hacedor de sueños y felicidades. Al mejor y más honesto artista que he visto en mi vida.
Pisé por primera vez el campo con un suspiro e inmediatamente miré a las gradas para intentar percibir el calor que arroparía a Bruce durante el concierto. Y aun siendo una ínfima parte, me sentí realizado por poder contemplar tanta devoción junta por un mito viviente del Rock.
Saludé a mis amigos y puse la mirada en el escenario, como si de esta forma transmitiera algún tipo de energía que hiciera salir a la E Street Band del camerino de una santa vez.
Se apagaron las luces, sentí el grave y profundo sonido del goliat resonar por todo el estadio. Unos leves acordes hicieron vibrar a más de setenta y cinco mil gargantas. Saqué la cámara y durante ese inicio lleno de devoción, grabé y escuché. Sólo eso. Mis amigos sentían lo que esta música producía, y empezaba a comprender la magia de la que siempre les había hablado. Todo seguía en suspense, sólo un leve cañón de luz azul iluminaba la batería que, acorde a las notas en off, mantenían en ascuas a un gentío cada vez más y más ansioso.
Y entonces empezó todo: Empezaron a cantar ochenta mil personas junto con una batería y cuatro acordes aun tímidos. Comenzaron los flashes y el éxtasis al ver a una figura legendaria subir al escenario con guitarra y armónica en mano.
En ese momento cerré los ojos. Noté cómo poco a poco el espíritu del momento se apoderó de mí y sucumbí a la gracia, bendita gracia del Rock más espectacular que he oído jamás. (Con permiso de Bob Dylan, Dire Straits, Ten years alter, Led Zeppeling, …)
Mi cielo duró tres horas y cuarto.

Describo esto para sumarme a la bendita devoción que muchos hoy expresan por Bruce, porque hoy cumple 60 años.

Long life, Bruce Springsteen.

jueves, 17 de septiembre de 2009

aplaudiendo me quedo


Pelo castaño y ojos perla. Metro setenta y siete de altura. Delgadita y morena. Suave, sencilla, tierna y sutil. Detallista hasta la saciedad. Bondadosa. Orgullosa eterna y con carácter puntual incontrolablemente especial, amoroso. Tierna… ¿ya lo he dicho? Pues dos veces tierna. Sus manos finas, como de porcelana oscura. Piel tersa y complexión esbelta. Sonrisa radiante y labios sugerentes. Mirada honesta, cejas y pestañas perfectas. Su debilidad: el cuello y las orejas. Su excelencia: su alegría.

Sara, Sarita Sara… Torrente de gracia que imanta a las gentes al televisor. De sutil mirada que provocan ríos de tinta por ti. De sonrisa que sugiere a los hombres que sueñen por verte; que sueñen, por si escribiendo sobre ti, pueden conseguir tu atención.
Sara Sarita. De carbón dejas a los hombres que ven tu sección. Has conseguido que el amor por el fútbol sea mayor, que los goles valgan más cuando los recitas, que el esfuerzo sea insaciable cuando lo mencionas. Has conseguido que el mundo del deporte se rinda a los pies de una chica, joven reportera, que, a golpe de esa sutileza antes mencionada, hace que la devoción hierva y que el sentimiento sude hasta por las orejas.
Has conseguido que Nico Rey, “teletrinchoso enamorado”, gaste en su blog palabras de alabanza hacia ti. Y has conseguido que, siguiendo su ejemplo, un servidor se pegue a la pantalla y se ponga a escribir. Nico, “teletrinchoso”, comparto tus palabras y te aplaudo. No hay mejor descripción para ella que ser “sirena en tierra”. No hay mejor orgullo que verla desterrar a las reporteras guiris haciendo lo que ella sabe: informar; mientras las otras se desnudan reclamando un poco de atención. Sara, tú a lo tuyo.
Creo, Sr. Rey, que somos muchos los “teletrinchosos enamorados”.

martes, 15 de septiembre de 2009

nada

Hay veces que es imposible olvidarte.
Hay momentos que yo quiero quererte.
Hay instantes en que suelo admidarte
y otros tantos en que quiero perderte.

Hay penurias que las paso yo solo.
Hay problemas que no quiero explicar.
Hay latidos que los recuerdo y lloro,
y hay recuerdos que espero no alcanzar.

El momento es siempre uno y cierto.
Escarmiento... recuerdo hoy por ti.
Y no siento la pena por mi llanto,
pues no miento, te quiero siempre a tí.

martes, 1 de septiembre de 2009

Dales caña, Carrie!

¿No reclaman siempre libertad de expresión? Pues ahí tienen la más pura y fiel reivindicación sobre la libertad de expresión.
Carrie, keep fighting!
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/09/01/gentes/1251798513.html