lunes, 15 de junio de 2009

Harley Davidson


Pulsas el cebador, esperas y arrancas. Notas cómo el corazón, el alma, el estómago y los pulmones de esta máquina rugen sin estremecer. Rugen dándote a entender que es una máquina única que debes proteger. Su rugido es música: Una música intermitente, redonda, completa. Mientras va cogiendo temperatura te colocas el casto, los guantes y la chaqueta. Escuchas y piensas. No dices nada. Miras de reojo el horizonte, todo tuyo. Éste reclama tu nombre y sientes cómo entre él y el rugido hay una comunión de entendimiento y voluntad. Respiras y sientes el calor del motor. Ya está lista. Te sientas mientras la miras, la acaricias y la admiras. Contemplas de nuevo la ruta, embragas y engranas. Tu vida empieza a moverse de nuevo. Notas la primera caricia del aire en tu cara mientras vuelves a engranar otra marcha y escuchas, solemne ante la inmensidad, el rugido sosegado de tu Harley Davidson. Entiendes el carácter rutero que la distingue de entre otras muchas al comprobar su comportamiento.
Horizonte. Este es tu destino. No hay otro.
Escuchas de fondo otro carácter. Estremece. Miras por el retrovisor y lo contemplas. La ruta ha llamado a otra alma a surcar y recorrer quilómetros… Y sin decir nada, una simple mirada lo dice todo, se coloca al lado. Uno a uno frente su horizonte, saboreando el momento sonreís y sentís de nuevo. Ya sois dos.
El día es soleado con alguna nube matinal. Agradeces haber cogido a última hora las Ray-Ban. Ves al horizonte un bar rutero y sientes que tu estómago y el de la Harley pasan necesidad. Mientras te vas acercando ves, bajo tu sorpresa, una veintena de hermanas. Impecables. Contemplas esa maravilla y haces estremecer al silencio con tu rugido. Ya has llegado. Aparcáis uno al lado del otro y os saludáis. Sois dos, pero pronto seréis más.
Para tu sorpresa ves que las motos llevan todas las llaves puestas y los cascos en los asientos. Jamás hubieras pensado que la hermandad es tan completa. Haces lo mismo aunque sientes que te tiemblan las rodillas.
Abres la puerta del local y te quedas perplejo. Es una familia ante todo. El silencio se hace eco y te sientes observado. Los dos, parados ante el bar. Coges fuerzas y nublas la vergüenza para poder pedir que te abran el surtidor de la gasolina. Uno de ellos avanza hacia ti. Te mira con recelo y con la mirada indica que le sigas. Tú lo haces. Andas lento, seguro de ti mismo. Mientras te diriges hacia tu moto ves cómo el hombre sin nombre la mira, curioso. Entiendes que ha oído el rugido al entrar en su recinto y que ahora contempla y comprende. No sabes cómo pero sacas las llaves de la moto y se las das. En medio de la inmensidad entregando las llaves a un hombre que no conoces… Tus rodillas vuelven a temblar. Pulsa el cebador, espera y arranca. Admiras de nuevo, como cada día, su música. Embraga y engrana. Durante unos minutos sientes una mezcla de orgullo y miedo. ¿Volverá?
Oyes a lo lejos tu moto, rasgando el viento y entiendes que vuelve orgullosa. Ha aprobado el examen de ese hombre extraño. Te sientes orgulloso. Mientras baja y acaricia como figura de porcelana, sonríe y dice: - Invita la casa.
Han pasado dos horas apasionantes entre esa hermandad. Has bebido y comido. Te sabes los nombres de dos de ellos, pero la hermandad se sabe el tuyo y no lo olvidará: el gesto compartiendo tu moto con ellos es algo que no creías fuera tan importante. Ciertamente lo ha sido. Te despides y juras volver. Llenas el depósito, pulsas el cebador, esperas y arrancas. Embragas y engranas. Ha sido un día formidable.
Volvéis a estar los dos, frente al horizonte, vuestro horizonte. Sabéis que volveréis a veros, y ante la ruta, juráis en silencio que así será.
El cielo se tiñe de rojo, entiendes que ha terminado el día y respiras aliviado. Ha sido completo.Cuando llegas a casa te invade in sentimiento extraño. Añoras la carretera y el sol. Añoras tu horizonte y tu viento. Mientras entras al garaje escuchas de nuevo la música intermitente de tu moto, orgullosa. Aparcas y la dejas al ralentí mientras la admiras de nuevo. Sabes que en cuanto la apagues ese día ha terminado.

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