martes, 22 de febrero de 2011

la experiencia

- ¡Queremos un mundo libre! –Oigo que gritan.

Me encuentro entre dos aguas, en un tejado insólito en medio de un mar de planicie. Escondido. Abajo, en la calle, la tempestad de miles de gargantas arremete contra las paredes del edificio. Veo volar piedras, bengalas y pelotas de goma. Oigo el llanto de un pequeño que vacía sus lágrimas frente a la parsimonia del gentío absorto por la revolución. La misma que consigue que se caiga al suelo, dolorido por un golpe seco de alguien alocado frente a los carros de combate. El civismo ha dejado de existir. Ahora lo que hay es supervivencia. Recuerdo a mi tío, corresponsal. Tiene que estar por aquí…

- ¡Fuera de nuestra tierra! –corean. – ¡Dictador!

Los chillidos y la represión de la gente libre sacude con fuerza el arca de la templanza haciéndome tremendamente partícipe del sufrimiento. Por un momento odio al odio.

De repente me fijo entre el gentío y veo a una pareja, deambulando sin temor. Van cogidos de la mano y sonríen amablemente a todo aquél que les mira. Sin mediar palabras osadas ni insultos, se plantan en medio de la plaza, cogen sus pancartas y las sostienen con pasión. “Nuestro único señor es Dios” consigo traducir. Desde mi tejado veo como algunos murmuran temerosos al leer lo que estos dos sostienen. Otros se sientan junto a ellos. Las dos personas permanecen serias, con una profunda cara de reflexión. Están rezando.

- Son cristianos… -descubro sorprendido.

De pronto mi odio acrecentado por la violencia se disipa al ver que el amor por el prójimo puede más que las piedras. En unos minutos esos dos espontáneos son el centro de un rezo comunitario.

El ser humano es extraordinario.

3 comentarios:

  1. ...Y extraordinarias son sus creencias.

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  2. Me parece encomiable la postura de los cristianos: luchar rezando por la expulsión del tirano, sin violencias. Sin embargo, a veces también es necesario coger la tea ardiente y prender fuego a todo un viejo régimen. Ya sabes que si quieres una tortilla has de romper algunos huevos.

    Saludos,

    A.

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  3. "el amor al prójimo puede más que las piedras"
    muy buen post galleta!muy buen post..

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