jueves, 23 de diciembre de 2010

¿a qué perteneces?

- Te sientas en el sofá y escuchas. Resulta que dentro de todos tus pensamientos encuentras un resquicio que pensabas olvidado y lo saboreas al haberlo encontrado. Te levantas y te preparas una copa. Son las cinco de la mañana. La noche ha sido bastante positiva: has conseguido quedar para cenar con la camarera: alta, morena y tremendamente espectacular. Sonríes al recordarla y le pegas un sorbo a tu gintonic, recién hecho; y vuelves a escuchar tus pensamientos...
¿Qué recuerdo? Pues bien, recuerdo que caminaba sobre un manto verde junto a ti, y que cuando me imaginaba cuánto dudaría ese paseo, me repetía: -Para siembre. Para siempre.
Tras ese momento de recuerdo, agitas tu copa y ves entre los hielos la imagen de un hombre. Un hombre perdidamente perdido -valga la redundancia-. Y te enzarzas en una guerra con los momentos vividos ente victorias y derrotas, entre mares y montañas. Una lucha que lo que provoca es que te envuelvas de una gloria especial, de un amor perenne. Eterno.
Resulta que lo que ves entre los mares del caos es una paz entre la guerra y la perturbación. Resulta que esa paz es la resultante de ese momento de calma, ese momento de paz junto a la chimenea. Ese momento de soledad intacta, rodeada de buenos recuerdos y de buenos momentos que lo único que provocan es que sonrías.
- Y que reaccione... Creo.
- No creo que reacciones. Estás demasiado enamorado del momento. No puedes reaccionar.
- Puedo. Fíjate -y se levanta extendiendo la manos con signo de aprobación-.
- Amigo, no puedes. Perteneces al mundo de los sueños.
- ¿Al de Alicia y su país de maravillas?
- Sí, cara culo. Más o menos. -y tras mirarle fijamente un momento, te dices: - Menudo desastre de tío.

4 comentarios:

  1. A veces la duda nos asalta, nos desgarra con sus caninos afilados y aullamos de dolor. Nuestra alma sangra y correteamos en torno a nuestro epicentro vital, nuestro pequeño núcleo inalterable y color verde.
    Pero dudar es de cobardes, ya lo sabe usted, Galleta de Mantequilla. ¡No dude, bendito sea el Cielo! ¡Jamás! O caerá usted en el olvido de los perdedores, en el Hades de los soldados que no osaron acercarse a las murallas y murieron guardando los enseres, la pobre inmundicia que nos acompaña cuando estamos en soledad. Luche, pártase la crisma si es necesario, bote el barco y échese a la mar, a la caza de Moby Dick, como la compañía naviera de Nantucket. Si no lo hace, si el miedo y la duda le atenazan y rigen su campaña conquistadora estará usted más muerto que vivo. No sea un muerto viviente: honre a los poetas que están criando malvas, hónrese a usted mismo.
    Sea vida y propague vida.

    El Peón Blanco

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  2. Querido Sr.Shortbread Cookie,

    ¿Ningún New Post para este nuevo año que se presenta?

    Podrías deleitarnos con algo mágico.

    Venga,yo te ánimo!

    R.66

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